martes, 28 de febrero de 2017

AVERIGUA LO QUE REALMENTE QUIERES. Por Francisco de Sales, Sánchez


En mi opinión, si hay una cosa que de verdad es imprescindible para cualquier persona es hacer un alto en la forma habitual de vivir –un alto que no es de un minuto sino que puede ser de varias semanas-, prestar atención a la propia vida –prestar atención consciente y real-, y consagrarse, con amor y dedicación, a encontrar todas las respuestas verdaderas a esta pregunta:
¿Qué es lo que REALMENTE quiero?
Es importante, e imprescindible, que aparezca “REALMENTE” en la pregunta.
No plantearse a menudo la pregunta, y no buscar sus respuestas auténticas, nos lleva, sin duda, a una pérdida de tiempo, que es lo mismo que decir a una pérdida de la irrecuperable vida.
Conviene reflexionar primero sobre la dureza y la gravedad de la palabra IRRECUPERABLE, y de su significado, para darse cuenta de lo importante que es este asunto.
Y, como todo lo relacionado con el Desarrollo Personal, no se trata solamente de darle unas vueltas en la mente y tratar de encontrar unas explicaciones más o menos razonables, sino que se trata de sentirlo en alguna parte, de lograr que se remueva algo en el interior, se trata de que el alma lo sienta de un modo que no sea innegable o que la mente no pueda desvirtuarlo.
La pregunta sobre “LO QUE QUIERO”, sin añadir “REALMENTE”, se contesta rápidamente porque todos tenemos una idea de lo que creemos que queremos, que, curiosamente, casi siempre está relacionado con resolver problemas inmediatos o asuntos económicos.
Al añadir “REALMENTE”, se eliminan el 99% de las respuestas, y van quedando las auténticas, las que de verdad nos importan, las que nuestra intuición y nuestra sabiduría van concretando. O aquellas que se han quedado rezagadas porque solo pensamos en ellas ocasionalmente. O aquellas que ya conocemos de más veces, pero aparentan ser inalcanzables o un vago en nuestro interior menosprecia restándoles la importancia que tienen.
¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE QUIERO?, es tal vez la pregunta importante más complicada de responder, pero es –sin duda- la pregunta que más necesita encontrarse con una respuesta porque –sin duda- responder bien o conformarse con no hacerlo harán diferente nuestro presente e influenciarán sobre nuestro futuro.
Tenemos que acostumbrarnos a ser muy conscientes de que cuando nos planteamos cualquier pregunta o inquietud que estén relacionadas directamente con nosotros, como personas, afectan inevitablemente a nuestra vida y nuestro modo de movernos por ella.
Así que cualquier pregunta en la que se nos incluye es una pregunta importante, y al añadirle ese filtro tajante que es el adverbio REALMENTE permite una discriminación entre aquello que de verdad es importante, aquello a lo que dotamos artificialmente de importancia, y aquello que no tiene importancia en absoluto.
Las dos segundas opciones conviene descartarlas inmediatamente porque al prestarles atención lo que se logra es distraernos del que debiera ser nuestro único objetivo: nosotros mismos. Ser uno mismo.
La primera opción marca –de un modo contundente- lo que debiera ser el sentido de nuestra vida. Y en nuestra vida el sentido es o puede ser el Desarrollo de todo el potencial con el que, como humanos, contamos desde el nacimiento. Y eso incluye desde el autoconocimiento hasta la caridad, y desde cada una de nuestras virtudes hasta la espiritualidad.
Pero, para no perder el tiempo –que es la vida- conviene ser preciso y no malgastarlo en rodeos y en pasatiempos, y centrarse en lo que de verdad importa y lo que ciertamente tiene sentido.
Repitiéndose a menudo la pregunta, y dándole el tiempo necesario para que se encuentre con su o sus respuestas, es como se encauza correctamente la vida.
Ahora, si ya eres consciente de que esta pregunta debe ocupar un lugar preponderante en tu escala de valores, si ya sabes o intuyes la valía que tiene y lo que te puede aportar, si de verdad captas que al ser selectivo y quedarte sólo con lo que REALMENTE quieres es como de verdad das a tu vida el sentido adecuado, ponte a ello.
Ahora y siempre.
Tú tienes el poder de decidir.
¿Qué es lo que REALMENTE quieres?
¿Qué es lo que REALMENTE quiero?
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
“Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio)

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EL MIEDO AL CAMBIO. Por Borja Vilaseca


Tenemos tanto miedo al cambio, que muchos nos aferramos a mecanismos de defensa como el autoengaño, la resignación, la arrogancia o la pereza para no cuestionar las creencias con las que hemos creado nuestra identidad.

Cuenta una historia que el joven rey de un imperio lejano se cayó un día de su caballo y se rompió las dos piernas. A pesar de contar con los mejores médicos, ninguno consiguió devolverle la movilidad. No le quedó más remedio que caminar con muletas. Debido a su personalidad orgullosa, mandó publicar un decreto por el cual se obligaba a todos los habitantes a llevar muletas. Del día a la noche, todo el mundo comenzó a arrastrarse –en contra de su voluntad– con el apoyo de dos palos de madera. Las pocas personas que se rebelaron fueron arrestadas y condenadas a muerte. Desde entonces, las madres fueron enseñando a sus hijos a caminar con la ayuda de muletas en cuanto comenzaban a dar sus primeros pasos.

Y dado que el monarca tuvo una vida muy longeva, muchos habitantes desaparecieron llevándose consigo el recuerdo de los tiempos en que se andaba sobre las dos piernas. Años más tarde, cuando el rey finalmente falleció, los ancianos que todavía seguían vivos intentaron abandonar sus muletas, pero sus huesos, frágiles y fatigados, se lo impidieron. Acompañados por sus inseparables muletas, en ocasiones trataban de contarles a los más jóvenes que años atrás la gente solía caminar sin la necesidad de utilizar ningún soporte de madera. Sin embargo, los chicos solían reírse de ellos.

Movido por su curiosidad, en una ocasión un joven intentó caminar por su propio pie, tal y como los ancianos le habían contado. Al caerse al suelo constantemente, pronto se convirtió en el hazmerreír de todo el reino. Sin embargo, poco a poco fue fortaleciendo sus entumecidas piernas, ganando agilidad y solidez, lo que le permitió dar varios pasos seguidos. Curiosamente, su conducta empezó a desagradar al resto de habitantes. Al verlo pasear por la plaza, la gente dejó de dirigirle la palabra. Y el día que el joven –ya recuperado– comenzó a correr y a saltar, ya nadie lo dudó; todos creyeron que se había desquiciado por completo… En aquel reino, donde todo el mundo sigue llevando una vida limitada caminando con la ayuda de muletas, al joven se le recuerda como “el loco que caminaba sobre sus dos piernas”.

LA INFLUENCIA DE LA SOCIEDAD
“Sé obediente. Estudia. Trabaja. Cásate. Ten hijos. Hipotécate. Mira la tele. Pide préstamos. Compra muchas cosas. Y sobre todo, no cuestiones jamás lo que te han dicho que tienes que hacer.”
(George Carlin)

No hay nadie a quien culpar. Pero lo cierto es que desde el día en que nacemos se nos adoctrina para que nos convirtamos en empleados sumisos y consumidores voraces, perpetuando el funcionamiento insostenible del sistema. Así es como, al entrar en la edad adulta, seguimos la ancha avenida por la que transita la mayoría, olvidándonos por completo de seguirnos a nosotros mismos, a nuestra voz interior. Por el camino nos desconectamos de nuestra verdadera esencia –de nuestros valores y principios más profundos–, construyendo una personalidad adaptada a lo que nuestro entorno más cercano espera de nosotros.

Si bien la sociedad y la tradición ejercen una poderosa influencia sobre cada uno de nosotros, en última instancia somos libres para tomar decisiones con las que construir nuestro propio sendero en la vida. Es una simple cuestión de asumir nuestra parte de responsabilidad. Sin embargo, tomar las riendas de nuestra existencia nos confronta con nuestro miedo a la libertad. De ahí que si parece que nada se transforma es porque –en primer lugar– la mayoría de nosotros nos resistimos a cambiar.

Prueba de ello es que tendemos a ridiculizar e incluso oponernos fieramente a procesos y herramientas –como el autoconocimiento y el desarrollo personal– orientados a cambiar nuestra mentalidad. Más que nada porque dicha actitud implicaría dar el primer paso hacia una dirección aterradora: cuestionarnos a nosotros mismos. Es decir, al sistema de creencias con el que hemos creado nuestro falso concepto de identidad.

LOS SIETE ENEMIGOS DEL CAMBIO

“Formamos parte de una sociedad tan enferma que a los que quieren sanar se les llama raros y a los que están sanos se les tacha de locos.
(Jiddu Krishnamurti)

Al obedecer las directrices determinadas por la mayoría, hacemos todo lo posible para no salirnos del camino trillado, rechazando sistemáticamente ideas nuevas, diferentes y desconocidas. No nos gusta cambiar porque a menudo lo hemos hecho cuando no nos ha quedado más remedio. Por eso lo solemos asociar con la frustración y la vergüenza que conlleva sentir que nos hemos equivocado. O peor aún: que hemos fracasado. De ahí las tan pronunciadas sentencias: 

“¡Yo soy así y no pienso cambiar!” “¡Los que tienen que cambiar son los demás!”

Tanto es así, que existen siete mecanismos de defensa cuya función es la de garantizar la parálisis psicológica de la sociedad. En esencia, representan las principales motivaciones subyacentes de todas aquellas excusas que nos contamos a nosotros mismos para no cambiar. Estos mecanismos psíquicos nos llevan a tomar decisiones y a adoptar actitudes y comportamientos que van en contra de nuestro bienestar. O más concretamente, en contra de la posibilidad real de promover un cambio constructivo en nuestra manera de ver, entender y disfrutar de la vida.

El primer mecanismo de defensa es el miedo. Sin duda alguna, el más utilizado por el statu quo como elemento de control social. Cuanto más temor e inseguridad experimentamos los individuos, más deseamos que nos protejan el estado y las instituciones que lo sustentan. Basta con bombardear a la población con noticias y mensajes con una profunda carga negativa y pesimista. Sobre todo porque está demostrado que estos se instalan en algún oscuro rincón de nuestro inconsciente, alimentando así a nuestro instinto de supervivencia. Además, cuando vivimos con miedo nos sentimos mucho más vulnerables y amenazados. Y al buscar todo tipo de seguridades y certezas, cerramos las puertas de nuestra mente y nuestro corazón a lo nuevo y lo desconocido.
AUTOENGAÑO Y NARCOTIZACIÓN

“Nadie es más esclavo que quien falsamente cree ser libre.”
(Johann W. Goethe)

Dado que el cambio es el mayor enemigo del miedo, enseguida aparece en escena el autoengaño. Es decir, mentirnos a nosotros mismos –por supuesto sin que nos demos cuenta– para no tener que enfrentarnos a los temores e inseguridades inherentes a cualquier proceso de transformación. Para lograrlo, basta con mirar constantemente hacia otro lado, tratando de no pensar ni hablar sobre aquellos temas y asuntos que puedan incomodarnos.

Por esta razón, el autoengaño suele dar lugar a la narcotización. Y aquí todo depende de los gustos, preferencias y adicciones de cada uno. Lo cierto es que la sociedad contemporánea promueve infinitas formas de entretenimiento, que nos permiten evadirnos de nuestros pensamientos, emociones y estados de ánimo las 24 horas del día. Así es como intentamos sepultar nuestra latente crisis existencial. Dado que en general huimos permanentemente de nosotros mismos, lo más común es encontrarnos con personas que –al igual que nosotros– no van hacia ninguna parte.

Con el tiempo, esta falta de propósito y de sentido suele generar la aparición de la resignación. Cansados físicamente y agotados mentalmente, decidimos conformarnos, sentenciando en nuestro fuero interno que “la vida que llevamos es la única posible”. Es entonces cuando asumimos definitivamente el papel de víctimas frente a nuestras circunstancias y, por consiguiente, frente a la vida. Esta es la razón por la que solemos culpar a los demás y a nuestras circunstancias por todo aquello que no nos gusta acerca de nosotros y de nuestra vida.

ARROGANCIA Y CINISMO

“Ninguna persona cambia hasta que su situación deviene insoportable.”
(José Antonio Marina)

Puesto que el victimismo se sostiene sobre un sistema de creencias erróneo y limitante, en caso de sentirnos cuestionados solemos defendernos impulsivamente por medio de la arrogancia, muchas veces disfrazada de escepticismo. Esta es la razón por la que solemos ponernos a la defensiva frente a aquellas personas que piensan de forma diferente a nosotros, insinuándonos que el cambio todavía es posible. Al mostrarnos soberbios e incluso prepotentes, lo que intentamos es preservar nuestra identidad rígida y estática, de manera que no nos veamos obligados a cambiar.

En el caso de que sigamos posponiendo lo inevitable, la arrogancia suele mutar hasta convertirse en cinismo. Sobre todo tal y como se entiende hoy en día. Es decir, como la máscara con la que ocultamos nuestras frustraciones y desilusiones, y bajo la que nos protegemos de la insatisfacción que nos causa llevar una vida de segunda mano, completamente prefabricada. Tal es la falsedad de los cínicos, que suelen afirmar que “no creen en nada”, poniendo de manifiesto que en realidad no creen en sí mismos.

Por último, existe un séptimo mecanismo de defensa: la pereza. Y aquí no nos referimos a la definición actual, sino al significado original que nos revela su raíz etimológica. Así, la palabra “pereza” procede del griego acedia, que quiere decir “tristeza de ánimo de quién no hace con su vida aquello que intuye o sabe que podría realizar”. No importa la edad que tengamos. Ni lo desoladoras o adversas que sean nuestras circunstancias actuales. Estamos a un solo pensamiento de dar el primer paso. Nadie dijo que fuera un proceso fácil. Pero para empezar a vivir nuestra propia vida –y no la de otros– el cambio es sin duda nuestro mejor aliado.

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lunes, 27 de febrero de 2017

Lo que mis ojos no ven. Por David Topí.


Continuando con la introducción respecto a los otros sentidos que poseemos pero que no están activos, hemos de añadir y recalcar que, simplemente, en la mayoría de los casos, es por falta de energía, de la calidad y octanaje adecuado, que su puesta en marcha se hace tan difícil, amén de otros bloqueos y restricciones impuestas bien por uno mismo (miedos a ver, a percibir, a sentir, a lo desconocido, etc.), bien externamente (programas, patrones inducidos, fantasías respecto a lo que son provenientes de la educación y la sociedad, etc.)

La parte de bloqueos y restricciones se puede eliminar con trabajo interior, a través de las diferentes técnicas de sanación energética que tenemos disponibles, la parte de tener energía suficiente para poder activarlos es ya un trabajo más complejo de aprender de forma detallada el funcionamiento de todo el conjunto del sistema energético, y de cómo usarlo correctamente. Combinando ambas funciones, y con constancia y paciencia, todo el mundo puede ver resultados a la hora de poner a funcionar las seis marchas del coche en vez de seguir siempre conduciendo en primera.

La percepción de lo que no se ve

De una de esas marchas hablaremos hoy, que no es otra que aquella que nos permite percibir (que es diferente a “ver”) lo que los ojos no captan. Se puede percibir con la piel, se puede percibir con la mente, se pueden percibir con las manos, ya que el “percibir”, es un concepto muy amplio que significa que podemos captar una serie de frecuencias, que no forman parte del rango visible del espectro lumínico, y dirigiéndolas hacia la pantalla mental (que es una herramienta interna presente en todos nosotros, y controlada por la glándula pituitaria), uno puede tener imagen mental de decenas de cosas del entorno que no son percibidas por la vista ordinaria.

Y es que, de este sentido, la visión “extra-ocular”, derivan cosas tales como la visión remota o la clarividencia, a partir de la cual uno puede entender lo que se mueve alrededor suyo, sin que por ello deje de ver el mismo mundo de mesas, coches y arboles físicos que ven el resto de seres humanos. En este aspecto, el principal problema es el miedo que subyace, especialmente en capas profundas del subconsciente, y en el cuerpo mental normalmente, a captar y ver algo que sabemos que existe pero que entra en conflicto con lo que nos han dicho que existe, o mejor dicho, que todos hemos podido ver algo alguna vez, sea de pequeños, sea en sueños, sea en otras encarnaciones donde esta facultad estuvo activa, que ahora mismo genera tal contradicción con la programación natural e implantada por los sistemas de control y gestión de la humanidad que hay, literalmente hablando, un conflicto de intereses entre lo que sabemos que está “más allá de nuestros sentidos” (lo saben otras partes de nosotros que no permiten o tienen acceso a la mente lógica y racional) y lo que esa misma programación y sistema de creencias racional admite.

Así pues, en un amplio número de situaciones sociales, puedes percibir que hay cierto tipo de entidades no físicas alrededor de la gente, puedes percibir desencarnados, puedes percibir que estás sintiendo un cierto tipo de energías, pero quizás no puedes admitirlo delante de los demás. Para muchas personas, el entrar a un sitio y largarse inmediatamente porque está lleno de “cosas” que no te gustan, pero que no puedes explicar, porque no es aceptado como algo “natural”, causa tantos conflictos en el inconsciente humano, colectivo e individual, que llega a extrañar que no se nos crucen los cables y nos cortocircuitemos más a menudo.

Una activación paulatina

Para poder activar ciertos sentidos extrasensoriales, hay que superar el miedo a lo que hay más allá de lo que actualmente vemos. No tenemos la culpa en cierto sentido ninguno de nosotros de poseer esos miedos, ya que han formado parte siempre de los procesos de indoctrinación que están en marcha para mantener siempre a la población confinada en unos parámetros adecuados para su gestión, lo que sucede es que es necesario hablar abiertamente de ello, porque millones de personas, por los cambios energéticos del planeta, van a abrirse, lo quieran o no, a otra realidad, a la percepción de otras realidades, por las razones que explicamos en el artículo sobre los picos en la resonancia de Schumann, y, si esta apertura se hace sin preparación intelectual previa, el resultado será muy contraproducente incluso para la propia salud mental de la persona.

Con esto quiero decir que el hecho que ahora nos esté dando en el blog por escribir de temas que en el mundo occidental muchos millones de personas consideran fantasía, es por la necesidad de que imbuyamos en nosotros la idea de que quizás, solo quizás, a medida que el entorno en el que nos movemos cambia, nuestro sistema energético cambia, y si este cambia, cambiará la forma en la que vemos la realidad.

No hace mucho, en una incursión para lidiar con un problema, un ente me emitió, literalmente el mensaje: “otro humano que puede vernos y oírnos”, y si esta frase, generada con una energía de desprecio brutal, que se produjo haciendo una sanación a una persona, no vino como si fuera la primera vez que le pasaba, significa que estamos ante una situación donde el ser humano ha de ser consciente de que, en cualquier momento, puede empezar a percibir muchas cosas que pueden causar quizás algo de aprensión al principio, pero que no puede ser parado ni frenado, ya que, en una parte sí que depende de nosotros y de lo que nos trabajemos, pero, por otro lado, simplemente es consecuencia de los cambios planetarios que estamos viviendo y de los que no podemos escapar.

Una realidad más expandida

¿Qué es lo que empezaremos a percibir entonces? Nada que no veamos ya desde otras partes de nosotros mismos, pero que nunca llegan a la mente consciente en la mayoría de los casos. Veremos un poco más de la realidad como la realidad es, en diferentes niveles de su estructura multifrecuencial, y veremos o percibiremos, pues este último verbo realmente es más exacto, parte de la vida consciente que existe fuera de los tres niveles que estrictamente componen la materia visible en el plano físico (sólido, líquido y gas), pues también existen otros cuatro niveles de vibración, en este mismo plano que nuestros ojos ya no suelen captar, y que se suelen llamar los niveles etéricos, superetéricos, sub-atómicos y atómicos, como una forma de delinear el estado vibracional de la materia en esas frecuencias.

El principal reto para nuestra sociedad, es pasar de los sistemas de creencias de “si no lo veo no lo creo” a “estoy empezando a ver cosas en las que no creía”, y dejar de auto bloquearnos por ello. Necesitamos, como raza, formarnos en todo lo que existe más allá del mero plano físico en el que nos han confinado para poder tomar con naturalidad lo que existe fuera del mismo, y necesitamos dejar de ridiculizar y tomar como algo fuera de lo normal que este tipo de cosas puedan ser percibidas.

Dudas activadas y autogeneradas

El mensaje, en todo caso, es que lo que mis ojos no ven, pero que mi visión mental sí que empieza a percibir, es tan real como lo otro. ¿Por qué dudamos? Dudamos porque tenemos muchas interferencias que, sea a propósito (dirigidas específicamente contra alguno de nosotros) o simplemente porque forman parte de los campos electromagnéticos entre los que vivimos, activan bloqueos en la psique, en las esferas mentales, que ponen en marcha programas de protección de los arquetipos y del sistema de creencias que tenemos. Esto es difícil de explicar si uno no ha estudiado e investigado a fondo el funcionamiento de las esferas mentales, pero hay programas y filtros que literalmente protegen, bloquean e impiden que algo que va muy en contra del sistema de creencias que cada uno tiene pueda desmontarlo, así que, para que alguien pueda cambiar su visión de la realidad, y acepte lo que quizás antes no aceptaba, ha de recibir lo que solemos llamar “choques de consciencia”, que permitan, tal y como explicaba en el artículo sobre el embudo de la percepción humana, eliminar alguno de los filtros que tamizan el contenido de lo que recogemos del exterior, para adecuarlo a lo que cada uno lleva a cuestas.

Hay momentos qué, por cambios brutales o radicales, y rápidos, en la estructura energética que nos compone, que estos programas de protección saltan por los aires, y entonces la persona tiene o bien un “despertar” brutal, al cambiar rápidamente la forma en la que ve el mundo, actualizando rápidamente su sistema de creencias a una nueva versión más expandida y amplia, o se tienen crisis existenciales muy profundas, si uno no deja ir, y se mantiene agarrado a las estructuras antiguas que nos daban un sentido a la realidad cuando todo se pone patas arriba.

De ahí la importancia del conocimiento intelectual, aunque sea puramente informativo sobre todos estos temas, pues todo lo que ya está presente en nuestra mente, aunque no esté plenamente aceptado o integrado, disminuye la posibilidad de un shock a la hora de darte cuenta que la realidad y lo que vive y existe en ella es mucho más amplio, en ambas polaridades y en todo tipo de niveles de vibración, de lo que uno ve, y así se prepara el terreno para una actualización paulatina y suave hacia el uso normalizado del resto de sentidos extrasensoriales que, como hemos, dicho, todos tenemos por defecto, y están activándose en algunas personas, poco a poco, ya de forma natural.

un abrazo,
David Topí


Sentires del Alma... Llegó el instante. Por Ashamel Lemagsa.


Amados...



Llegó el instante de conectarte con tu fuente de Luz...



Llegó el instante para que comprendas que el dejar de lado aquello que te mantiene atado a las viejas estructuras, no implica abandono, incumplimiento de tus responsabilidades diarias.



Es soltar la red que teje el Ego para mantenerte anclado a las viejas estructuras mentales y emocionales.



No se te pide que abandones tus amigos, familia o trabajo...



Se te pide que sueltes el orgullo, la vanidad, la ira, el odio, el rencor, que lo sueltes definitivamente!!!



Llegó el nuevo tiempo donde todo funciona en la paz amorosa de corazón...



Gaia te lo pide, el Cosmos te lo envía en forma de oleadas de nuevas energías...



Tu me dirás...



En mi hogar hay discusiones...



En mi trabajo hay envidia y traición...



En mi pueblo falta trabajo y en mi país, las crisis políticas desintegran la sociedad...



Pero yo te respondo...



Tu entorno cambiará en la medida que tu cambies desde la frecuencia del Amor que hay en ti.



Tus pensamientos cambiarán desde el Amor que hay en ti.



Debes cambiar tú primero, desde el amor!!!!



Llegó el instante para hacerlo realidad, cambia tu primero.



Cuando cambies...



El comando de tu vida lo tendrá Dios en ti.



El Ego, será el personaje que creías ser, pero en realidad nunca fuiste...



Pues tu eres Consciencia Plena, Despierta, vibrante, bella y pacífica...



Lo eres!!!!



Llegó el instante de Serlo, de Ser lo que eres, más allá de las circunstancias exteriores...



Así verás que lentamente el sendero se despeja...



Las frecuencias te elevan y a ti llegará lo que debe llegar...



Para recibir el aprendizaje que te faltaba adquirir...



Para disfrutar la Nueva Tierra de Luz.



Así es!!!!



Los amo!!!




Con Amor, Ashamel Lemagsa